Por: José Ernesto Báez Pérez
Encargado Depto. Protección y Educación al Inversionista
Uno de los objetivos principales de los reguladores del mercado de valores de conformidad con la Organización Internacional de Comisiones de Valores (IOSCO, por sus siglas en inglés), debe ser la protección del inversionista de toda práctica engañosa, manipulación o fraude mediante la difusión de información relevante y suficiente para la toma de decisiones. Por igual, la IOSCO establece entre sus principios lo siguiente: “Los reguladores también deberán desempeñar un papel activo en la educación de los inversores y de otros partícipes en los mercados de capitales”.
En los últimos años se ha intensificado en la sociedad el auge de temas con vinculación al sistema financiero, hecho que ha incrementado de manera significativa el interés por la educación financiera. Las instituciones vinculadas al sistema financiero de nuestro país, tales como, el Banco Central de la República Dominicana, la Superintendencia de Bancos y la Superintendencia del Mercado de Valores, han incorporado en sus regulaciones estrategias y acciones tendentes a fortalecer los niveles de información que procuran el cumplimiento de dicho objetivo. En adición, organizaciones como la IOSCO celebran cada año la semana mundial del inversor con la finalidad de garantizar que los inversionistas de todo el mundo estén mejor preparados, educados y protegidos cuando inviertan en los distintos mercados financieros.
Ahora bien, ¿A que denominamos Educación Financiera? La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) define la educación financiera como: “El proceso mediante el cual los consumidores/inversionistas mejoran su comprensión sobre productos y conceptos financieros y, a través de información, instrucción y/o asesoría objetiva, desarrollan las habilidades y la confianza para volverse más conscientes de los riesgos y oportunidades financieras, para hacer elecciones informadas, para saber dónde buscar ayuda, y para tomar otras medidas efectivas para mejorar su bienestar financiero”.
De esta definición se desprende, la importancia de la educación financiera no solo en los inversionistas, sino en todos los individuos, ya que la misma genera una mayor conciencia a la hora del manejo de las finanzas, de escoger un producto que se ajuste al riesgo que desea asumir y sobre todo a reconocer y ejercer sus derechos como inversionistas. Es por ello, que la Superintendencia del Mercado de Valores ha realizado esfuerzos con el objetivo de colaborar en programas como la Estrategia Nacional de Educación Financiera en pro del fortalecimiento de la cultura financiera de los individuos.
La educación al inversionista ha tomado un papel protagónico sobre todo a raíz del COVID-19, el cual aceleró la evolución de las innovaciones en línea y tecnológicas, impulso que ha de ser aprovechado por los reguladores para fomentar una mayor inclusión financiera y atraer todos esos recursos a los sectores debidamente regulados.
Cada día se hace más necesario que la educación financiera sea considerada un pilar en la educación dominicana, que la misma sea impartida desde temprana edad, con el fin de que los individuos puedan identificar cuando se encuentran o no frente a un esquema piramidal, dónde pueden ejercer sus derechos como inversionistas y, sobre todo, realizar una planificación como herramienta de vida donde se prioricen las finanzas personales, lo cual contribuirá a que nuestro país en los próximos años tenga más inversionistas exitosos tomando mejores decisiones.
En conclusión, la educación financiera es la mejor herramienta de protección para un inversionista.